Aprender a mirar más allá del comportamiento de un niño
“Las palabras del alumno tienen que ser entendidas. Las del Maestro no tienen
que serlo. Tan solo tienen que ser escuchadas, del mismo modo que uno
escucha el viento en los árboles y el rumor del río y el canto de pájaros, que
despiertan en quien lo escucha algo que está más allá de todo conocimiento”.
(Extracto de “El Canto del Pájaro” de Antony Mello)
Este párrafo inicial permite descubrir lo maravilloso de aprender y de enseñar, es una premisa sublime y a la vez potente… no obstante, en educación muchas veces la situación queda sólo en la rutina diaria: describir el árbol, escribir correctamente la palabra río, o separar en silabas la palabra pájaro… y quien no lo haga, posiblemente sea tildado, etiquetado o ignorado y algunos hasta concluirán diciendo que en el aula hay un niño “mala conducta”, “inquieto”, “estresante”, “distraído”, “que no trabaja”, “no hace nada”, porque, no sigue pautas, reglas, rutinas, consignas o las hace a ritmos diferentes al común del grupo. Tal vez esos comportamientos están gritando la presencia de neurodiversidad en el aula de clases y es una clara invitación a escuchar más allá del murmullo del río o del cantar de los pájaros.
La neurodiversidad también conocida como neurodivergencia se refiere a la idea de que el cerebro de un niño funciona de manera distinta al de niños neurotípicos, dicho de otra manera, tienen diferentes formas de procesar la información y de experimentar el mundo debido a la diversidad en el funcionamiento de sus cerebros.
Ya desde los años noventa Judy Singer (socióloga) empezó a acuñar el término, lo que contribuyó a dejar de estigmatizar a los niños con autismo (EA); en la actualidad se utiliza para referirse a una variación natural en el funcionamiento neurocognitivo, neurobiológico y del neurodesarrollo, que incluye por ejemplo: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), trastornos del espectro autista (TEA) o problemas del procesamiento sensorial (Hipersensibilidad, rabietas, torpeza), dislexia, (dispraxia), disgrafía, entre otros.
Si bien es cierto que en algunos países se utiliza en el aula acompañantes escolares o maestro sombra como asistente educativo para trabajar directamente con un único niño con necesidades especiales (neurodiverso), otros países están lejos de atender esta situación usando esa herramienta. En consecuencia, el docente titular del aula debe educarse y formarse en neurodiversidad, de existir ese apoyo deberá trabajar en forma conjunta para lograr una verdadera inclusión escolar del niño. En todo caso, el primer observador de la situación de aula es el maestro titular quien con su gran don de observación deberá detectar que algo sucede con ese estudiante y si bien no es quien debe diagnosticar si está llamado a estar alerta, por el bien del estudiante y de la familia.
Los niños neurodivergentes entienden el mundo de otra manera, por lo que no necesariamente van al ritmo de los estudiantes neurotìpicos. Tienen fortalezas y habilidades propias, (como habilidades de memorización o la capacidad de hiperenfocarse). Pero también hay áreas donde posiblemente requerirán ayuda adicional: mayor tiempo de ejecución para resolver situaciones, diversificar las actividades, desglosar la consignas (tareas, deberes escolares), orientación para establecer vínculos, relaciones sociales, estímulos sensoriales, emociones y cómo adaptarse al cambio, etcétera. Lo cierto es que requerirán del apoyo de la familia, el maestro y la comunidad escolar en general. Por eso es importante crecer, leer y aprender sobre este tema e incluirlo en el quehacer diario.
Como docentes es vital diariamente dar a nuestros estudiantes, con especial atención a los neurodiversos, la oportunidad de decir cómo se siente, escuchar sin juicios y hacerles saber que entendemos y sabemos sobre lo que siente, brindar apoyo psicoemocional oportunamente y ayudarlo a resolver alguna situación problema le da tranquilidad y seguridad.
Algunas estrategias que permiten ir apoyando en aula a los estudiantes son:
- Usar ayudas graficas en lugares visibles para todos (apoyo visual): Horarios, calendario, esquemas, rutinas)
- Hacer pausas durante la jornada escolar para hacer ejercicios de movimiento, de relajación, o cualquiera que permita un breve descanso para luego volver a enfocarse
- Evitar sentar a los niños neurodivergentes cerca de lugares que puedan ser focos de distracciones como ventanas, puertas o niños conversadores
- Establecer un área en el aula para que el niño al sentirse abrumado vaya y se tranquilice, establecer por acuerdos su uso, forma y tiempo
- Hablar pausado y con entonación audible y entendible
- Tomar en cuenta a estos estudiantes para que participen en actividades grupales y se les asigne roles o tareas, esto favorece la inclusión y la empatía entre compañeros
- Retroalimentar los logros por pequeños que sean
- Las tareas que las resuelvan paso a paso de ser posible ir supervisando cada paso.
“En el centro de la no violencia se alza el principio del amor”
– Martin Luther King, activista y defensor de los derechos civiles y políticos.
La escuela debe ser un espacio donde, los niños y niñas formen su identidad, la forma en la que se perciben y encuentren o descubran su valor en la sociedad. En cada estudiante divergente hay una oportunidad de potenciar sus fortalezas, de aportar para contribuir a una sociedad más justa e inclusiva… más humana.
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MSc. Deysi Guerrero.
*Profesora Ciencias Naturales, mención química
Especialista en planifiaciòn y evaluación de los aprendizajes
Magister en Ciencias de la Educación.
