No es secreto para nadie que somos parte de una cultura que se vive y mide por el nivel de ingreso que percibe ¿verdad que sí? Asimismo, históricamente hemos tenido una distribución sexista de las responsabilidades que corresponden a sostener la vida en su amplia dimensión: los hombres proveen y las mujeres crían.
Vic Chops, especialista en autonomía financiera para mujeres desde la sororidad como estrategia disruptiva, nos comparte sus pensamientos al respecto.
Y es que las diversas desigualdades históricas y estructurales que atraviesan la vida de las mujeres,fundamentadas en la división sexual del trabajo, actualmente, siguen vigentes generando un mayor deterioro y precarización de sus formas de vida, pues, además de la sobrecarga de trabajo generado por las labores de cuidado no remuneradas, las mujeres siguen sin tener acceso igualitario al mercado laboral.
Por estas razones desde el movimiento feminista se afirma que todo el sistema económico ha sido y sigue siendo sostenido desde la infraestructura de lo doméstico, desde el tiempo y dedicación de las mujeres que se han quedado en el hogar, por decisión o circunstancia, garantizando el funcionamiento de la vida… del sistema.
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Con esta conciencia y con la fundamental categoría de la economía del cuidado, siendo el principal aporte teórico de la Economía Feminista, surgen cuestionamientos profundos: ¿por qué no conceder un salario a las mujeres que dedican su vida a sostener lo doméstico y las labores de la crianza?, ¿por qué no incluir en el cálculo del PIB (Producto Interno Bruto) de cada una de las naciones las horas del trabajo doméstico que las mujeres dedican como parte del sistema económico?
Tener un mayor acceso a activos/autonomía financiera puede reducir el riesgo de experimentar violencia de varias formas:
– Puede permitir a las mujeres salir de una relación violenta.
Ej. Puede facilitar buscar apoyo en la justicia y recursos legales o acceder a los servicios de salud para asesoramiento.
– Puede permitir tener un mayor poder de negociación dentro de la relación/hogar
Ej. El tener acceso a recursos económicos puede afectar el ser capaz de reclamar su parte de la casa y los bienes en caso de divorcio o mantener la custodia de los niños.
– En términos más generales, la reducción de la pobreza de los hogares puede reducir el estrés económico y así reducir los posibles factores desencadenantes de conflictos entre la pareja.
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Porque así como Vic, en el CIM-MT creemos firmemente que el feminismo y la disrupción será el camino para florecer en las grietas del sistema; desde la sororidad como estrategia financiera.
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Nathaly Bosch – Redactora y colaboradora del CIM-MT
