¿De dónde saca la piel el lobo que se viste de oveja? II parte

Kit conceptual de supervivencia

 

I. VIOLENCIA

Etimológicamente el vocablo violencia proviene del  latín violentia, es decir, cualidad de violentus. La palabra se compone de la partícula vis que significa “Fuerza”, y el sufijo –lentus que tiene valor de continuidad, de lo que se deriva el sustantivo violencia “uso continuo de la fuerza”, en virtud del cual surge el verbo violar o actuar violento.

La violencia es un tipo de interacción humana cuyo elemento esencial es causar daño, tanto físico como psicológico. La violencia se manifiesta en conductas o situaciones que de forma deliberada, aprendida o imitada, provocan (o amenazan con hacerlo) un daño a la propia estima y valía de la persona o la colectividad, y un sometimiento de tipo físico, sexual o psicológico limitando sus posibilidades de acción.

Las víctimas, que antes de esta experiencia eran personas dentro del rango de la normalidad, por estar expuestas a múltiples formas de abuso, acoso moral y manipulación por tiempo prolongado, llegan a padecer los efectos de estrés postraumático complejo, suelen sufrir de: ataques de pánico, ansiedad generalizada, hipervigilancia, disonancia cognitiva, amnesia perversa, pérdida de la memoria a corto plazo, falta de concentración y atención, anhedonia, trastornos del sueño, insomnio retrógrado (despiertan en la madrugada y no pueden dormir más), pesadillas, adicciones, vergüenza extrema, indefensión aprendida, flashback, apego al perpetrador, confusión, aislamiento y deseos de desaparecer, entre otros. 

Salir de allí es una experiencia muy dura, que requiere de un esfuerzo superior de voluntad, ayuda y comprensión, pero es posible. Hay un futuro mucho mejor después de esta experiencia.

Muchas de las víctimas han sufrido tal deterioro del sistema inmune, por el sufrimiento prolongado, que pueden llegar a morir por infarto, cáncer, ACV, o se suicidan al sentir que solamente con la muerte desaparece la culpa, la vergüenza, la ira, el dolor y la persecución. Te han arrebatado la dignidad de persona humana para convertirte en un objeto de uso. Tan desechable como un lapicero que se le acabó la tinta. Nadie llora por el papel toilette usado y tirado y, esto no lo descubres sino al final. 

Es un asesinato sin mancharse las manos. La víctima, en muchos casos, llega a la triple muerte: La primera es la muerte del alma (la víctima queda vaciada, pierden la fe en el ser humano, en la bondad de la gente, incluso imprecan al propio Dios en el que antes creían); la segunda es la muerte social (que se explica por la campaña de difamación, usualmente acusándola con todo su entorno de “loca”, y el abusador se hace víctima de sus víctimas DARVO); y la tercera, la muerte física (por enfermedad o por suicidio).

II. LA MANIPULACIÓN ¿UNA ENFERMEDAD O UNA FORMA DE SER?

Cualquiera de nosotros puede hacer uso de la comunicación con fines manipuladores en un momento dado, o tener ciertos rasgos o comportamientos francamente manipuladores, incluso tóxicos. Es importante destacar que esta investigación se centra en estudiar el arsenal discursivo, las técnicas y estrategias utilizadas preferentemente por los Manipuladores Altamente Encubiertos, en todo caso, importa por la destrucción sin igual que causan en sus víctimas y porque muchas personas en sus comportamientos discursivos muestran rasgos perversos.

Los procesos de devastación en los que estas personas incurren no suelen dejar rastro. Son procesos insidiosos, con una enorme capacidad de manipulación, simulación y disimulo en su origen, que hace que quienes son colonizados por ellos o ellas no reconozcan el proceso hasta que ya es demasiado tarde. 

No se puede mentir con una máquina de coser, ni con una licuadora. Se miente con el lenguaje, como un instrumento idóneo para tal fin como artefacto cultural, a decir de Wittgenstein. Engañar, distorsionar la realidad, hacer parecer con el objetivo de escamotear  beneficios de toda índole en perjuicio de otros son prácticas comunes de estos depredadores intraespecie.

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Dra. Yelitza Ramírez Díaz

yely.ramirez@gmail.com

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