Barbie no pertenece a una caja

Una sátira inteligente y un espejo social (para Kens y Barbies)

 

“Es una muñeca” se suele decir de una mujer especialmente guapa, atractiva o estereotipada. ¿Verdad que sí? En el sentido clásico, las muñecas siempre son bellas y perfectas. Pero también son objetos. 

Podríamos decir que Barbie es literalmente una manifestación plástica de la mirada masculina, hasta su cintura diminuta, cabello rubio y pechos amplios. Ah, y no ha envejecido ni un día desde que se lanzó en 1959.

Sin embargo, Barbie se convirtió rápidamente en un ícono único de la feminidad, por lo que no sorprende que signifique tantas cosas distintas para diferentes personas. Ella fue una nueva innovación audaz en los juguetes estadounidenses, un avatar de la edad adulta que se expandiría a más de 250 profesiones y, más recientemente, a una amplia gama de etnias y tipos de cuerpo. Hoy en día, incluso hay una línea de Barbies «Mujeres inspiradoras» basada en personas reales, incluidas Rosa Parks y Jane Goodall.

Lo cierto de todo esto es que Barbie sostiene el peso de los estándares de belleza y el análisis feminista de varias generaciones sobre sus diminutos hombros.

Barbie
“No todos somos iguales y esa es la maravilla de la humanidad, que hay diversidad, que no es para esconderla, es para hacernos sentir orgullosxs”. – Olga Morett.

 

 

Comenzaré diciendo que “Barbie” (julio 2023) es una película para adultos, que utiliza toda la mitología de la macro corporación estadounidense dedicada a la fabricación y distribución de juguetes, Mattel, para enviar un mensaje social sumamente poderoso y profundo. 

La peli busca acoger a todos aquellos que van a verla por el hype, y los hace desembarcar en una sátira muy inteligente (género casi perdido en una industria de clichés).

Además de ser inesperadamente conmovedora, apela a los recuerdos, experiencias y tránsitos de identidad de miles de millennials alrededor del mundo (yo me incluyo, sin pensarlo). Por algo ganó el mayor debut en la taquilla de EEUU con $22.3 millones de dólares, solamente en el día del estreno, ganándole a cualquier película de superhéroes de este año; y que su directora, con tal solo 39 años, se convirtió en la primera mujer en llevar una película que no tratara de sagas de acción/ fantasía a primeros lugares. 

Y que algo quede claro: Barbie no es una superheroína y podríamos decir que en las salas de cine, todas y todos asistimos a su absoluta deconstrucción.

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                                       La película es una exploración magistral de la feminidad y las presiones de la perfección.

 

 

De la sátira al existencialismo y al feminismo

No es fácil lograr una comedia / sátira con comentarios tan agudos. Sin duda, se nota la mano de Greta Gerwig y Noah Baumbach, el co-guionista, quienes no le temen a retar las fórmulas pre establecidas y romper la cuarta pared. 

Esta sátira femenista narra las expectativas creadas por el patriarcado para aceptar a la mujer y la deconstrucción del rol de género, mostrando una nueva masculinidad que se deja ver «frágil», «vulnerable», “sensible” y que eso está bien. Por eso, la película también aboga por esa colaboración entre hombres y mujeres para conseguir un mundo más igualitario.

Sin duda, esa colaboración entre Greta y Noah, ha sido clave para llegar a ese guion en el que cada palabra cuenta. De hecho,hay frases y diálogos tan buenos que provoca no olvidarlos, ojalá puedan tatuarse en nuestra memoria para siempre. 

Pero, ¿qué pasa cuando nos empezamos a cuestionar los límites que habitamos? La película nos muestra cómo un pensamiento inusualmente oscuro es capaz de cambiar todo. A través de mensajes muy conmovedores sobre la feminidad, incluso sobre la muerte y la  deconstrucción-destrucción del hetero patriarcado que se ríe de todo, “Barbie” nos lleva por un recorrido inesperado, pero necesario. 

 

 

Jugando en varios terrenos

 

El storytelling y la narrativa juegan en diferentes canchas: la de los estereotipos y la del mundo real; la de las aspiraciones y la de los miedos; la plástica y la neurálgica. Durante 114 minutos, la historia va y viene, envolviéndonos en un aura rosa, completamente irresistible. 

 

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Varios críticos se han referido a la película como “una carta de amor a las niñas que crecieron luchando contra algo insuperable que querían conquistar”.

 

Todas somos Barbie

¿Todas somos Barbie de alguna manera? Sí. Pero Barbie desde el sentido anónimo. En cualquier caso, es una más en una variedad interminable de variaciones de lo que ella “es” como individuo. El argumento del film aborda el tema de la identidad a través de las características del juguete. Ahí recae la valentía de la película, que prefirió incomodar a su público, haciéndole reflexionar y cuestionarse, y no vendiéndole juguetes o una historia clásica que posiblemente era lo que parte de un público esperaba.

Porque Barbie es mucho más de lo que parece. Un legado cultural que se convierte en cada vez más importante en toda su diversidad, energía y concepción de la mujer, como un héroe de su propio mundo y que por si aún quedaban algunas dudas, no pertenece a ninguna caja. 

 

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Nathaly Bosch, redactora y colaboradora del CIM-MT.

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