Abandonada a mi suerte

Me llamo Imani y soy madre soltera de cinco hijos únicos de entre dos y doce años. Cuando mis hijos eran pequeños, el sistema de welfare infantil estaba muy involucrado con mi familia. Me dijeron que su presencia en mi vida era para darme apoyo y orientarme, pero en realidad nunca me ofrecieron nada.

Mi hijo mayor, Steven, fue asesinado en 2010 a los 22 años, y ahora me doy cuenta de que habría
podido haber hecho muchas cosas de forma distinta con él. A menudo imagino la diferencia que habría supuesto si mi familia hubiera recibido la ayuda y el apoyo que necesitábamos: ¿estaría Steven vivo hoy?

Cuando Steven era un bebé, yo tenía 21 años, estaba sin trabajo y era inestable, así que se lo llevaron en acogida (sistema foster). Estuvo un tiempo con mi tía hasta que conseguí trabajo y vivienda.

Cuando Steven tenía siete años, empezó a mostrar algunos problemas de comportamiento en casa y en el colegio, así que lo llevé a que lo evaluaran y me aconsejaron que lo metiera en un programa de mentoría para jóvenes del barrio. De hecho, le fue muy bien con su mentor durante algún tiempo.

Después de cinco años, nos mudamos a un apartamento más grande en el noreste de Filadelfia. Allí hizo nuevos amigos del barrio, que no fueron una influencia positiva para él.

 

 

¿Por qué dejaron salir a Steven sin decírmelo, sin tener ningún plan para que volviera a casa?

Un día me llamaron para decirme que lo habían detenido por entrar a robar en Kmart y que estaba detenido en el Centro de Estudios Juveniles de Filadelfia (Youth Study Center). Allí sufrió incidentes traumáticos, aunque se suponía que estaba en un lugar seguro.

 

Cuando llevaba allí unas semanas, me llamó y me dijo que había presenciado cómo violaban a otro chico. Vivía aterrorizado todos los días.

 

Poco después, tuvo su audiencia en el juzgado y tomé la difícil decisión de enviarlo lejos. Su abogado no estaba de acuerdo, ya que Steven nunca se había metido en líos, pero yo temía por su seguridad en el barrio y por la mala influencia de sus amigos, y pensé que estar lejos le ayudaría a enderezarse.

 

Lo enviaron a un centro residencial de tratamiento (residential treatment facility, RTF) al que no podía llegar en transporte público. Allí
terminó el octavo curso. Al cabo de un año le dieron el alta, sin que yo lo supiera.

 

Me consternó que no me avisaran que Steven volvía a casa. Yo solía reunirme regularmente con una trabajadora social y nunca me dijo que estaba a punto de salir. Podríamos haber tenido tiempo para poner en marcha un plan de apoyo para él y para mí. Podrían haberme guiado
para que su transición desde el RTF a casa fuera un éxito.

 

En lugar de eso, volvió a casa y retomó su antiguo comportamiento. Comenzó a vender drogas en el vecindario y sentí que la seguridad de mi hogar y de mis otros hijos estaba en peligro. No sabía qué hacer con Steven e intentaba desesperadamente mantener y proteger a cuatro niños pequeños al mismo tiempo.

 

¿Dónde estaba la corte?. ¿Dónde estaba el RTF?. ¿Por qué dejaron salir a Steven sin decírmelo, sin tener ningún plan para que volviera a casa?. ¿No tenía Steven derecho a eso?

 

Cuando los jóvenes vuelven a casa, primero se debe notificar a sus padres. El tribunal y el RTF podrían realizar una evaluación de las necesidades de la familia. Deben ofrecerse servicios de apoyo a la familia durante todo el tiempo que sea necesario para garantizar un resultado satisfactorio al momento en que el menor vuelva a casa. Así mismo, un plan de acción que incluyera un especialista en apoyo familiar y un consejero juvenil habría sido muy beneficioso para mi familia; no me habría sentido tan sola al afrontar los problemas de mi hijo.

 

La forma en que me criaron tuvo un gran impacto en cómo crié a mis propios hijos, especialmente a Steven.

 

Fui una madre caótica debido a mi propio trauma no resuelto, que sólo descubrí después de estudiar un poco y tomar clases de crianza. Antes de eso, sin embargo, no tenía forma de entender que estaba afectada por un trauma o que el estilo de crianza que estaba modelando era perjudicial. Ese estilo era normal en mi familia y mi entorno, y yo solo me limitaba a hacer lo que había aprendido al crecer.

 

La forma en cómo me criaron tuvo un gran impacto en cómo crié a mis propios hijos, especialmente a Steven.

 

 

Realmente necesitaba la orientación que me prometieron; podría haberme ayudado a aprender a ser mejor madre antes de perder a Steven. Desde entonces he hecho las paces con la muerte de mi hijo, pero es difícil no pensar que los trabajadores sociales y los sistemas de atención que nos rodeaban nos fallaron. Los organismos de servicios sociales promueven la idea que están ahí para ayudar, pero no siempre es así. Todavía me pregunto, si las cortes, el DHS y el RTF hubieran cumplido sus obligaciones con mi familia, ¿las cosas habrían sido diferentes para mi hijo?

 

 

Nota del editor, contexto y recursos:

 

Hace casi 20 años, el DHS adoptó un enfoque integrado en los servicios para la infancia estructurado en torno a un diverso conjunto de programas que atienden a los niños de Pensilvania desde su nacimiento hasta los 21 años y que, según el texto de la página web; se centran en la prevención a largo plazo, la intervención
temprana y los servicios que apoyan la estabilidad familiar, la seguridad infantil, la protección de la comunidad y el desarrollo saludable del niño. 

 

El plan integrado
reúne a todos los sistemas de atención a la infancia de un condado [como bienestar infantil, justicia juvenil, salud conductual y educación] para planificar juntos un
sistema" y permitir que un niño y su familia accedan a recursos de apoyo en todas
estas áreas, independientemente del punto de entrada.

En 2004, cuando se elaboró el Plan Integral de Servicios para la Infancia, Steven habría tenido 16 años, habría seguido siendo un niño con derecho a estos servicios.

 

En cuanto a la salida de Steven del centro residencial de tratamiento (RTF), el
artículo 3800.230 del código estatal de Pensilvania, bajo el epígrafe establece lo siguiente:

Antes de trasladar o dar de alta a un niño, el centro informará al padre o la madre del niño y, si procede, al tutor o guardián del niño, y, si es posible, hablará con ellos,
sobre el traslado o el alta recomendados. Se conservará documentación de la conversación o transmisión de la información.


Si necesita recursos de apoyo familiar, aquí tiene una lista de servicios en Filadelfia que podrían ayudarle:

Apoyo a padres y cuidadores | Pennsylvania Family Support Alliance (pafsa.org)
PA: 1-800-448-4906
Ciudad de Filadelfia: Para familias | Departamento de Servicios Humanos | Ciudad de Filadelfia Programas de capacitación familiar | Programas e iniciativas | Ciudad de Filadelfia
(215) 683-4000
Reunificar a mi familia | Servicios | Ciudad de Filadelfia 215-PADRES (727-3687)

Para una amplia gama de programas de crianza, incluidas clases en más de 35 organizaciones comunitarias de Filadelfia.

 

Traducción al español por: Belén Saenz.

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*Fotos originales de archivo.

 

El Centro Integral de la Mujer Madre Tierra es una de más de 25 organizaciones de noticias que colaboran en el Philadelphia Journalism Collaborative. Publicamos reportajes basados en soluciones que informan sobre asuntos que afectan la vida diaria en nuestra ciudad donde el problema y los síntomas son evidentes, pero lo que los impulsa no lo es.

 

 

 

 

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Nathaly Bosch | Redactora

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